domingo, 12 de octubre de 2014

una noche de Julio

  Sólo cuando estamos al final recordamos lo importante que fue cada instante junto a esa persona. Y ahora que estamos a un paso de separar nuestros caminos, es cuándo recuerdo aquella noche.
  Aquella ilusión en nuestra mirada, aquellas ganas de comernos el mundo.


  Recuerdo aquella mesa. Aquel restaurante. Tu cara de ilusión. La cena. Hasta incluso el bicho que de vez en cuándo se subía a nuestra mesa a ver como íbamos.
  Recuerdo acercarme a ti. A notar la respiración cada vez más rápida. Mirarnos a los ojos. Acercar lentamente nuestros labios.

  Recuerdo ese beso. ¡Cómo lo voy a olvidar! Mi vida cambió radicalmente aquel momento. Fue, sin duda alguna, el mejor y el más especial que he tenido el gusto de recibir en la vida. Todas esas ganas acumuladas que por fin se habían consumado. Estaba en el paraíso.


  Desde el primer momento que te besé lo supe. Esa sensación de no querer despegarte de alguien. Esa sensación de que jamás dejarías de querer a esa persona.

  Recuerdo la canción. Video Games. Como te la cantaba mientras tú me mirabas y te acurrucabas.
  Recuerdo que no nos queríamos marchar, nos tuvieron casi que obligar a salir. No queríamos que aquella noche se acabase.

  Andando por Madrid de madrugada como dos gatos callejeros, recorriendo cada una de las calles.Con ganas de más. De no irnos. Recuerdo estar en frente del Congreso sentado a tu lado.
  Recuerdo recorrernos Neptuno-Atocha de arriba a abajo. Recuerdo perder buses a propósito solo para seguir juntos.


  Y lo mejor de todo, recuerdo cómo me hacías sentir.
  Desde entonces tengo (y tendré) una absoluta dependencia de tí.


  Cada palabra. Cada mirada. Cada sonrisa. Cada beso. Cada respiración. Cada vez que te acariciaba el pelo. Cada vez que me perdía en tus ojos, en tu nariz, en tu boca. Ha sido mi cielo en la tierra. La felicidad plena. La respuesta al sentido de la vida.

  Vivir algo contigo ha sido la experiencia más bonita de mi vida, algo inolvidable y de lo que recordaré hasta que exhale mi último aliento. Eres la persona más maravillosa que he conocido. La única por la que he intentado luchar hasta el final, aunque no haya sido lo suficiente.




  Aquella noche te dije que eras la indicada en el momento inadecuado.
  Debo de decirte que te mentí.
  Simplemente eres la indicada.
  Aunque a lo mejor si nos conocimos en el momento menos apropiado y debemos perdernos por el camino hasta volver a reencontranos.




"It's silly, but it's like the first lottery ticket I ever bought was kaboom, jackpot, and I'm pretty sure I'm not going to win again, not like that anyway, so I don`t generally buy lottery tickets anymore."

How I met your mother






D.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Las preguntas que nunca responderás

¿Qué quieres de mí?
¿Cuándo te vas a deshacer de mí?
¿Que piensas cuándo se cruzan nuestras miradas?
¿Qué es lo que debo demostrar?
¿Hay alguien más?
¿De verdad me quieres?
¿Estas segura que has intentando tener algo conmigo?
¿Porqué me tienes miedo?
¿Porque hay gente que si te atreves, y conmigo no vas a hacerlo?
¿Porque te molesta que quiera seguir adelante si no quieres estar conmigo?
¿Porque soy yo el que realmente se siente un segundo plato?
¿Porqué te empeñas en decirme que me quieres cuando no lo demuestras?
¿Puedes dejarme marchar o vas a seguir prorrogando mi agonía?
Y la mejor de todas...
¿Porque no te dejas llevar?
Y la peor de todas...
Si no es así, ¿porque no he sido capaz? Juro que cada día lo intento.



D.

viernes, 22 de agosto de 2014

noches demasiado largas


  No recomiendo a nadie a quedarse por aquí.
  No han conseguido desvestir mi inseguridad, por ello, nunca he sabido que hacer.
  Yo no obligo a nadie a estar donde no quiere estar.
  No obligo a nadie a querer pasar un rato conmigo, ni a tener ilusión al verme.
  No obligo a nadie a aguantar mis vaciles, mis actitudes, mis vicios, mis egos y mis rayadas.

  Aquí no hay contrato de permanencia, ni penalización. No hay nadie en el asiento de al lado de su coche, pueden maniobrar como quieran. 
  Se puede marchar cuando se desee. Si le da miedo huya y no mire atrás.       
  Pueden recuperar lo que perdieron o dejaron ir si en algún momento tomaron la decisión de elegir quedarse por aquí.
  Pueden volver a los lugares a los que fueron felices.

  Yo también he tenido dudas. Y no. La culpa no es de nadie. No echo piedras a ningún tejado, es solo mía.
  Pero si alguien decide quedarse, que sea con todas sus consecuencias. Precisamente por ello, aquí nadie se ha quedado por mucho tiempo. Y no me extraña.



  Aquí en este extraño y alejado lugar se te echa de menos. Cada día más. Y hay que controlar las emociones para que no se note. Hay que controlar en medida de precaución. No vaya a ser que pronto decidas irte. No vaya a ser que ya te estés yendo.
  Hay que dejar de ser un egoísta y alegrarse cuando todo te va bien estando lejos de aquí. Hay que ser generoso para no decirte lo que aquí ocurre, dejarte disfrutar y que tengas libre albedrío.

  Sólo puedo decir que hoy mi vida es mejor por culpa de alguien. Y que puedes estar tranquila. Es imposible que sienta por alguien lo que siento por tí.
  Ahora bien, seguimos sin estar preparados. Y lo peor de todo, si algo que debería hacerse fácil es tan complicado, nunca podrá ir bien. 

  Decisiones complicadas es lo que toca. Y pase lo que pase, todas doleran. A corto o largo plazo. Eso ya no se puede evitar. Es el único problema de sentirnos como si fuera nuestra propia sangre.



Márchense de aquí antes de que sea demasiado tarde.






D.

jueves, 31 de julio de 2014

Postal desde el interior

Me quieres. Pero detestas hacerlo.
No me quieres dejar libre. Pero no puedo estar contigo.
Te molesta que intente seguir adelante con otra persona. Aunque tú no quieras serla.
Me pides disculpas porque te quiera. Y aún así sigues sacando tiempo para hacerme volar.
Me pides que después de toda nuestra historia, siga ahí, que no te deje, que no me rompa de dolor.

Esta vida se vive una vez. Y no sabemos cuando sera nuestro final, y aún así solo piensas en ello. En cómo acabará todo sin haber empezado nada. Empiezo a pensar si seguir con nuestro sinsentido.

Te vas, y como quien oye llover. Te vas, y aún así no piensas en permanecer. Te vas, y al final soy el único que va a echar de menos. Porque la diferencia es que yo he superado mis miedos, y para mi suerte o desgracia confío en ti. Yo sí intento aprovechar cada resquicio de tiempo para poder verte.
Nunca podré entenderte porque lo que me dicen tus miradas y tu boca son totalmente diferentes. Ya no sé a quien creer.
Sólo decirte que te voy a echar de menos. Cada uno de los días. Y a que a la vuelta mi corazón seguirá perteneciéndote, el resto de mí será una incógnita.

Ahora sí y en serio te lo digo. Eres libre. Espero que encuentres a alguien que no consiga darte tanto miedo como yo, con el que no mires tanto el futuro, con quien no tengas días de dudas y temores. Ya me has dejado bastante claro que yo no soy esa persona. No te apiades de mí. Las cosas si no se sienten no se puede obligar a sentirlas.
Y si alguna vez decides arriesgarte prometo que estaré aquí para que tengas una apuesta segura.

Puedo darte las gracias en que al final me has echo ver que soy de esas personas que no tienen miedo a tener las emociones a punto de salirse de la piel e ignorar a todos aquellos que dicen que eso es malo, porque es mentira. Aquí siempre serán bien recibidos aquellos que se dejen emocionar.
Yo como buen gilipollas seguiré aquí, perdiendo días solo para hacerte sonreír.
Atentamente tuyo,



D.

miércoles, 9 de julio de 2014

Ni tú ni yo.

    Has entrado, como quién te pregunta si puede pasar cuándo ya está dentro, sin hacer mucho ruido.
    Has penetrado y ahora estás en las capas más profundas de mi piel, en mi propia sangre, has ido directa al corazón donde te gusta devorarme, donde aceleras cada latido, dónde provocas infartos a cada segundo
    Ya no soy yo. Eres tú. Quien dirige, quien controla y acecha, has invadido mis órganos internos, mi cerebro no deja de pensar en ti y mi hígado sufre cada vez que intento contrarrestar tu ausencia con alcohol. Te has adueñado de cada pensamiento.
    Tú mandas.
    Decidirás en que momento respirar y cuando dejar de hacerlo. Me dejas sin aire, te llevas cada molécula de oxígeno de mi cuerpo. Perdona que ya no diga nada, mis palabras se pierden y desaparecen. Dónde agonizo a tu antojo.
    Quédate con este cuerpo. Ya sé que es para tí, lo sé, ya lo he entendido. Es tuyo. Haz con él lo que quieras.
    Pero, por favor. Por favor.
    Si no quieres que siga aquí, mátame ahora. Porque ya no puedo soportarlo.
    Tu juego no deja de dolerme, y yo hace tiempo que decidí no jugar.
    Si no te quieres quedar, sólo te pido una cosa. Odíame. Pero no me hagas creer que sigo ahí.
    O quiéreme. No te pido algo tan díficil. Hubo momentos en los que lo hiciste.
    Sonríe cada vez que pienses en mí. Cada vez que cierres tus ojos.
    Muérete por verme. Llámame a todas horas. Hablame hasta de lo más insignificante que te ocurra. Demuéstramelo.
    ¿Que es lo que te pido? ¿Acaso es mucho? ¿O es lo mismo que me pides a mí?
    Te pido que me quieras, que me digas que me quieres, que estás dispuesta a arriesgarte, que quieres follarme cada vez que te cruces conmigo.
    No pido nada que no hayas hecho antes. Ahora sólo quiero que sea a mí. Que te vuelvas loca. Que sueñes conmigo. Que mires mi número en tu teléfono. Que te desesperes por mí.
    Te digo. Quiéreme. A mí.
    Y puede que a lo mejor esté dispuesto a arriesgarme.




D.

miércoles, 11 de junio de 2014

un lugar donde vivir

    Estas por ahí. A veces me miras, a veces soy yo el que se deja ignorar, y todo siempre a través de una tercera, una extraña. Dura solo un momento, una mirada, una sonrisa o un gesto, el tiempo justo para que me dé cuenta de lo que ya hace tiempo tú y yo sabemos. Qué sí, que sigues ahí.

    Me dejas hacer. Como quien se espera al hambre de postres. Un hambre de vuelta, un hambre necesaria, vergonzosamente orgullosa de tanto hacerse esperar. Por eso me dejas hacer. Que las quiera, que las olvide, que las consienta, que me las ponga, que se lo de todo. Quieres que te vea de vuelta, que te quiera de vuelta, que volvamos juntos a cualquier sitio menos al lugar del que partimos.

    Me vas a dejar. Sé que eres tú la que me lo ha de devolver todo. El dolor que causé, sin intención de hacerlo, pero dolor al fin. Los días que tuve que ser y no fui, pero también los días que fueron y nunca debieron haber sido. Lo que deje empezado. Los besos que me acabé antes de estar acabados. La que me ponga en mi sitio, la que te saque de mis casillas, la que me haga perder el norte, el tiempo, los papeles.

    Tú ya me has encontrado. Solo esperas el mejor momento, el más vulnerable, el más débil, más amable. Pero los dos sabemos que ya me has encontrado. Es solo cuestión de tiempo. Que te presentes en mi vida, me vuelvas loco y me des esa vuelta que me deje mirando hacia la nada del que ya lo ha visto todo.

    Porque ahora sabes dónde estoy.

    Y tú, tú más que nunca, estás por ahí.

Risto Mejide
El pensamiento negativo.


    Como dijo la canción, "el cielo es un lugar en la Tierra contigo". No lo olvides nunca. Yo nunca lo olvidaré. Tú eres el lugar donde quiero vivir.




D.

viernes, 6 de junio de 2014

seems like old times

 
  Piensas si ha sido por alguien. Qué demonios. Siempre es por alguien. Tendemos a amar aquello que nos falta en esta vida. Así fue como ella vino hacía mí, y así es como ella se alejó.
    Pero en ese intervalo de tiempo piensas: "tú eres diferente al anterior, tú eres especial". Mentira.
    Y cómo la vida consiste en que vas cambiando o te van cambiando de pieza, echas la vista atrás. Algo habrás hecho para que tu pieza sea tan rápida de desechar. Y cuándo ocurre una y otra vez, ya de verdad te planteas si en realidad, el culpable eres tú.
    Imposible. Crees que es imposible, que lo diste todo, que eras un buen protector, que siempre estabas ahí cuando te necesitaban, incluso crees que fuiste un buen amante. O eso es lo que realmente quieres ver, sólo para intentar convencerte de que eres mejor que cualquiera que pueda conocer o que ya haya conocido.

    Me lo dice con la mirada aunque su boca lo niegue. Miedo. Me tiene miedo. A mí. Aún sigue sin tener sentido. Dice que quiere ser feliz, que ahora está bien, sin atarse con nadie. Quiere ser honesta conmigo, gran gesto por su parte pero yo prefiero no saber lo que hace con otros y no conmigo. Dice que algún día puede que decida estar conmigo. Me lo dice con mi corazón en su mano, y el suyo resbalándome entre los dedos.
    Teme que vuelva a pasar otra vez. No se dio cuenta de que llegó en mal momento. Yo no podía elegir. 
    No soy de decir las cosas claras, pero no hay que ser muy listo para no verlo. Yo acabé tomando una decisión. Probablemente, esa decisión vino ella hacia a mí y no al revés. Pero la tomé. Pude haber elegido marcharme de todo. Pero esa no fue mi decisión.
    Ahora sólo estoy esperando a que me diga que podría arriesgarse de nuevo, ya tomaré una decisión. 
    La única diferencia es que solamente contigo tengo la sensación de que ando en círculos, y tú siempre apareces de nuevo en mi órbita, y cerca o lejos, yo seguiré andando en círculos hasta que me quieras encontrar.
    Desde el primer momento supe que eras diferente al resto. Tú y yo no podemos ser amigos.
    
    ...



    "-Pues no se en que he fallado, no puedo creerlo, en algún punto se me ha enfriado, ¿ha sido por algo que he hecho yo?
    - Jamás es por algo que has hecho, las personas son así, el amor se marchita”

Annie Hall, 1977




D.

viernes, 16 de mayo de 2014

te gustaba mirarme detrás de la carta de postres

¿Qué se debe de hacer cuándo se ha tocado fondo? ¿Qué se hace cuándo después de caerte una y otra vez y levantarte cada una de ellas te vuelven a tirar a la lona? Cuándo dedicas tu vida a demostrar que puedes cambiar, cuándo se lo demuestras y el resultado es acabar sintiendo que lo has perdido todo.
Hacía tantísimo tiempo que no me sentía tan mal, tan como una mierda, que no lloro sólo por rabia y por conservar el mínimo orgullo que me queda.
Sigue pasando el tiempo, y sigue la gente sin valorar lo que se tiene y a la vez se desprecia.
Y ya no se qué hacer. Para que seguir intentándolo. He fracasado en todo lo que he intentado conseguir. En todo lo que he amado.
No han cesado de destrozar este corazón, al que ya sólo le queda rabia. El mismo que hace un año decía que iba bien por ese camino: que no me dejasen de atar, que si lo hacían volverían a destrozarlo. Que siguiera siendo un cabrón, un insensible y no sintiera el mínimo afecto por nadie. Maldito sea en que dejé de hacerle caso.
Me gustaría mentirle y decirle que no albergaré esperanzas de que algún día seas capaz de ver tu error. Pero mi corazón, el más idiota de todos, siempre esperará que alguien le cuide. Sólo se que ahora me toca entonar la canción más fea del mundo.



D.

domingo, 20 de abril de 2014

Vuelvo a dejar que pases.

Lo entendí hace tiempo, y las experiencias de personas (y la mía propia) que conozco hacen que lo corrobore.
Avanzar, como olvidar, es uno de los actos más complicados que hay en la vida. 
Lo pasamos mal al intentar avanzar, por eso, cuándo llega a nosotros el pesimismo, la tristeza y el abandono no se tiende a avanzar sino a retroceder a aquello que nos impide avanzar, para sentirnos bien e intentar coger impulso para seguir hacia adelante. 
No podemos avanzar si aún hay cosas que nos ligan al pasado. Hay muchas personas a nuestro alrededor, que nos quieren, que nos ayudan y que nos hacen ver que con ellas sería fácil avanzar, pero el ser humano es de género idiota y al final caemos a lo que durante tanto tiempo hemos intentado evitar. 
Y ya en esta situación nos da por afirmar que ya que estamos otra vez partiendo de cero y que todo lo avanzado después de tanto tiempo ha quedado en balde, a lo mejor podríamos volver a recorrerlo con esa persona. 
Porque ha habido personas que te han puesto mil trabas en el camino, más excusas y sólo riesgos. Que no te han demostrado nada o lo han hecho tarde y mal. Entonces llega la gran pregunta, ¿para que avanzar si lo único que me ha hecho feliz es el pasado? 
A mí me ha ocurrido, y he vuelto a caer en el error de pensar en que nada volverá a ser como antes, que no tiene sentido llorarle al presente cuando el pasado llama a tu puerta. Y es que hay que pasarlo realmente mal para avanzar, y aún peor para no caer a aquellos "errores" que nos hicieron tan felices.

Al final, la esencia de esta vida consiste en eso. En compartirla con otro ser para no sentirnos sólos. Para que cuando estemos mal, alguien que realmente le importas incondicionalmente te eche un hombro por encima y te diga que esto sigue, que no te olvides de que seguirás tropezando, que comienza un nuevo día. 
He creído (con lo ñoño que soy) que yo sería una de esas personas que no conciben la vida sin estar sólo. Que necesitaba que alguien me dijera que un día nuevo empieza pero con esa persona al lado.
La soledad de uno mismo es tan maravillosa que poca gente la conoce. Esas ganas de no depender de nadie. El amor es precioso, pero lo que jode y molesta no lo sabe nadie. 
Y es que sé que al final de cada día la única persona que seguirá apoyándote en que vuelvas a tropezar una vez más serás tú mismo. Y eso ocurrirá cada uno de los días de nuestra vida.
Esa sensación de que un día nuevo comienza, que no sabes ni lo que te deparará, ni las veces que volverás a errar. Pero si sabes que ahí seguirás. Luchando por equivocarte hasta que exista un día en el que choques con algo que no quieras desprenderte nunca.


He tenido mucho tiempo en estos días para pensar, para encontrarme a mí mismo y para echar de menos a personas que no te das cuenta de lo que son hasta que las pierdes. Y he llegado a una conclusión. 
Prometo que esta es la última que voy a retroceder.




D.

sábado, 22 de marzo de 2014

regalo de bodas del invierno

Tanto tiempo sin llamarte “mi vida”. Tanto tiempo sin escribirte a la cara. Esta vez sólo tú sabes que me dirijo a ti. Te escribo a toro pasado, después de la batalla, cuando dicen que todos somos generales.
Pero te juro que ha sido necesaria la distancia de un adiós y el tiempo de varios silencios para atreverme a esto. Te preguntarás por qué lo hago aquí y de esta manera. Que qué hace toda esta gente mirándonos. Que por qué nos tienen que estar escuchando. Tranquila. No les voy a contar nada que tú no quisieras que oyesen. Sólo están a modo de testigos, no de jueces, y ni van a hablar ni a decirnos nada.
El hecho, la verdad, es que te he estado echando tanto de menos que a veces me lloro encima. Te he buscado, no ya en otros brazos, sino en otras miradas, en otras caricias que no me hicieron olvidar las nuestras. El olvido se me fue de las manos y hasta la fecha aún me ha sido imposible decirle cómo, cuando y donde dejarte atrás. Imagínate cómo lo he pasado que he llegado a envidiar a los que aún no te conocen, porque ellos pueden soñarte a placer sin la angustia de saber que realmente existes.
A estas alturas ya todo es tarde. A medida que le daba puerta a tu ausencia, he ido echando paladas de otras tierras sobre esta añoranza tuya.
No me malinterpretes, no es ingratitud, es supervivencia. Tu, por tu parte, fijo que has abierto ya la jaula de tus ex, que deseaban desde hace tanto tiempo este momento. Salúdales, no te olvides de darles de comer de tanto en tanto y sobre todo pídeles perdón de mi parte por haberles hecho esperar.
Acabadas presentaciones e impresentables, quiero decirte que nada de esto ha sido en vano. Siempre he creído que el arrepentimiento era el analgésico de los moralistas y el anestésico de los cobardes. Y, hoy por hoy, sigo valientemente orgulloso de haberlo intentado, de haberlo perdido todo y de haber sentido lo que tú me has hecho sentir.
Una relación puede ser el mejor espejo, a veces cóncavo, a veces convexo, jamás plano, que enfoque y descubra partes de ti que jamás habías visto desde esa perspectiva. "Estoy descubriendo que no es incompatible que tu seas un mujeriego con el hecho de que me quieras con locura". Nos hemos dolido hasta decir basta, nos hemos herido aún convalecientes, y nos hemos curado hasta resucitarnos casi del todo. Quien no haya fracasado como nosotros, no tiene ni puta idea de hasta donde se puede creer, querer y caer.
Que se aparten los Romeos y Julietas, que miren y aprendan los amantes, amandos y amados de cualquier época, raza y condición, que tú y yo hemos tocado todos los cielos del primero al séptimo, que tú y yo hemos mordido el polvo de todos los infiernos, que tú y yo nos hemos devuelto a la vida, a la muerte, y a todo lo que pueda haber entre medio.
<<¿Sabes cuando estás en una relación en la que todo va bien, no hay discusiones, parece que marcha como la seda, y sin embargo sabes perfectamente que ésa no es la persona? pues a mí, contigo, me pasa todo lo contrario...>>. Y te quedaste tan ancha.
Pero gracias a ti he descubierto muchas cosas. Que lo bueno de la ruptura es todo lo que pone en evidencia. Para empezar, lo más obvio, que seguro podríamos haberlo hecho mejor. Dejarse es sólo el principio del principio. Del psicoanálisis, de la psicopatía, de las psicrobacias. Segundo, se pone en evidencia el entorno de la relación. Como ocurre en la vida, los suburbios de un amor es donde suelen vivir las cosas más auténticas e indeseables del acto de quererse. Amigos, familia, conocidos, todos de pronto se sienten en la obligación moral de tomar partido, cuando nadie se lo ha pedido, y sobre todo, de tratar de entender las cosas que ni siquiera uno acierta a explicarse.
Ahora, con el deseo roto y la intuición dañada, uno intenta recobrar algún resquicio de credibilidad, primero ante uno mismo, luego ante los demás. Parece que, como te equivocaste, todas las promesas que quedan suspendidas en el calendario ejercen de cachitos de mentira contra la ingenuidad de cualquier nueva emoción. Te fallaste, y fallaste a todos los demás, así como a cualquier compromiso que puedas adoptar en un futuro inmediato, simplemente por el hecho de que éste no te funcionó como esperabas.
Además, cada vez que fracases en una relación, no te preocupes, que vendrá algún capullo recordándote lo mucho que estabas dispuesto a invertir en esa relación. Es como si ése se alegrara de todo lo que ahora parece hecho añicos. Poca gente te viene a decir que hiciste bien en fiar, fiarte, confiar y confiarte. A poca gente le importa que aquello deba tener algún valor para ti, y que así no todo sea tiempo malgastado.
Por último, se puso en evidencia mi máxima favorita: que crecer es aprender a despedirse. Un proceso de aprendizaje en el que vamos ganando maestría, pues parece que cada vez nos despedimos mejor de las cosas, situaciones, y personas. Aquí tu has estado increíble. "Pues yo contigo esperaba aprender a no despedirme".
Supongo que no te importará que te lo diga ahora, pero has sido el referente, un nuevo paradigma, la nueva tabla de medidas en un universo pequeño y poco dado a las sorpresas hasta que tú llegaste. Creo que jamás estaré seguro de haberlo dejado contigo. Y eso es precisamente lo que te hace grande, lo que nos hizo grandes a los dos.
Ya solo nos queda la distancia de sabernos desde lejos. Algún día, como suele pasar por los barrios de esta edad, nos volveremos a encontrar, tu con alguien, yo con otra, y deberemos luchar contra esa naturaleza que nos amarró desde el principio, sorteándola con una sonrisa y alguna broma que sólo tú y yo entenderemos.
Si crecer es aprender a despedirse, tú me has enseñado a no querer despedirme, por mucho que no lo hayamos conseguido. Igual porque no supimos ver que si separas un adiós como nos hemos separado tú y yo, de cuajo y recién empezado, lo que te queda es la esperanza idiota con forma de petición tan absurda como a quién va dirigida, ese alguien en el que necesitas creer con todas tus fuerzas, ese alguien al que suplicas, por una vez y sin que sirva de precedente, que te haga caso, un deseo sincero dirigido a nada más y nada menos que a él.
Adiós.

Risto Mejide
El pensamiento negativo.

Y creo sinceramente que escribió este texto para definir mi situación actual. Gracias, genio.
No hay que ser muy inteligente para saber que nuestro tiempo ya pasó. Que nuestro verano terminó. Y que sólo queda desearte lo mejor. Te lo mereces.






D.

sábado, 15 de marzo de 2014

que divertido es jugar y bailar con tu lindo sexo.



 La sociedad en la que vivimos es liberal, está desmadrada. En estos tiempos dudas con el sexo hay bien pocas.

  Chicos y chicas de 13 y 14 años tienen más experiencia sexual que yo. Se mantienen más relaciones esporádicas con desconocidos. El concepto de follamigos ya es necesario. No hace falta ya ni ser novios, ni tener un mínimo de confianza. Tienes sexo y al terminar le preguntas cómo se llama.
  Es cierto que existe mucho machismo en las relaciones sexuales: si un chico consigue mantener relaciones con una o varias es un maquina, un fiera, un crack y sin embargo si es al contrario son unas guarras, unas sueltas, etc. Creo que se es injusto en este tema, pero hay un factor que es clave en ello. Y es que ellas tienen el poder de elegir.

  Las nuevas tecnologías tampoco ayudan mucho. Hay mucho guarreo y muchas chicas que se dejan, que es lo peor. Y tampoco se puede pretender tener novia o confiar en alguien cuando al mismo tiempo que hablando contigo está tonteando con tres más.
  Algunas tienen novio como quién tiene un primo en Pamplona.
  Y ya no hablemos del tema alcohol. La cantidad de copas que se toman es proporcional con la abertura de sus piernas, muchas veces independientemente de quién sea el guapo que viene a "cortejarlas". Teoría conocida en todo el mundo.

  La niña nochera, aquella a la que todos los tíos conocen, justamente por cualquier cosa menos por ser una buena niña. La fama que te puedas crear por un comentario tiene un margen muy estrecho que hay que saber controlar.
  Las chicas que están libres van a pasárselo bien, es decir, a disfrutar. La promiscuidad ya no tiene ningún peligro. Si no tienes sexo, no eres feliz, no se puede disfrutar de la vida. A los tres meses (o antes) sin sexo una  mujer ya no tiene criterio o bien podemos aplicar lo antes dicho de los follamigos. No es necesario más de dos citas para acabar revolcándose en la primera cama, en el coche o en el parque.
  Las mujeres son más reservadas que los chicos a la hora de hablarlo, pero no se puede decir lo mismo a la hora de aguantar su ausencia.

  En general, que para encontrar una mujer decente en estos tiempos es así como una utopía, y encontrar a una chica con 18 años y que sea virgen es motivo de asombro.

  Y sí, soy un misogino, un homófobo, un mujeriego y todos los calificativos que me queráis poner, pero a veces me dan ganas de perder la cabeza por esa chica con tanto rollo, tan rock&roll y empezar a creer que puedo confiar en ella. Que puedo confiar en alguien.



D.

lunes, 3 de marzo de 2014

carta a los corazones rotos.

Queridos corazones rotos,
Está vez no voy a hablar de mí. Voy a hablar de aquellos que se dejaron la piel en luchar por una causa, por darlo todo hasta el último día, y por cómo todo buen hijo de vecino idiota, creerse que todo estaba bajo control. Vosotros creísteis que el día no iba a llegar. Que ella nunca se iba a separar de vosotros. Que gran error cometisteis. Pero es normal, yo también lo hice. Supongo que es cuestión de vida.
Yo he pasado lo mismo que vosotros, a mi también me han clavado un puñal en el corazón: las fechas, los recuerdos, el volver a verla, llegar a casa, tumbarse en la cama para ir a dormir y darse cuenta de lo mal que se pasa, empapando de lágrimas la almohada.
Yo sé porque estáis así. He tenido la gran suerte de conocerlas y creerme, son mujeres excepcionales. Las grandes historias y los capítulos más largos os pertenecerán a vosotros. Tranquilos, no pretendo haceros sombra.
Y quiero recordaros algo. Ellas también piensan en vosotros. Más de lo que creéis. A veces incluso lo darían todo por volver a tenerlo. Pero tomaron una decisión y deben de ser consecuentes con ella. Yo también soy experto en segundas oportunidades, pero no valen de nada más que para perder vuestro tiempo en avanzar. Al fin y al cabo, si no funcionó una vez...
A vosotros, jóvenes inexpertos, novatos en esto de la soledad, sólo os doy un consejo. Paciencia.
Todo llegará. El primer amor es diferente al resto, es el inolvidable, el que más errores se comete y el más noble e inocente. Dejad pasar el tiempo y algún día alguien os hará sentir lo mismo. 

No tengáis prisa porque llegue. Lo hará. Si ellas consiguieron enamorarse de vosotros, otras lo harán. Daros tiempo, sois jóvenes aún, acabaréis volviendo a encontrar el amor. Encontraréis a alguien que os quiera.
Y sobre todo lo más importante, nunca retrocedáis en vuestro camino. Ellas serán un inolvidable recuerdo, pero vivir del recuerdo es lo más peligroso que le puede pasar a una persona.
Lo conseguiréis. No tengáis prisa.  Miradme a mí, yo aún lo sigo esperando.
Un respetuoso saludo,
D.

jueves, 27 de febrero de 2014

autoengaño.


  A veces creo que hago bien en no confiar en nadie. El piropo más bonito que me pueden decir es que soy un egoísta. La idiotez humana no tiene límites, y cada vez que confías más en que existen personas que no tienen complejo de egoísmo, llega la vida y te da una hostia.
Joder como me encanta ser un egoísta.
 Estoy tan cansado de que me toquen los coj... sin yo pedirlo que a veces prefiero que aunque me duela, no me mientan, antes que perder el tiempo haciendo el idiota.

  Lo peor no es que la gente mienta. Es que ya estamos tan acostumbrados a la mentira. Estamos tan mentidos que incluso algunas verdades nos parecen mentira. Como para fiarse de alguien...
  Alguien, de pronto, se le ocurre la brillante idea de ser honesto y la gente se sorprende, es noticia, no salen de su asombro. ¿Que le ocurrirá a ese para decir lo que realmente piensa? La gente prefiere que le piensen las cosas, que se las den por mentida para que de esa manera no tengan que planteárselas.
  Y cada vez son mas los que son capaces de engañar a todos durante todo el tiempo. Y a si mismos...

  Aprendí que la gente, tarde o temprano, se despedirá de tu vida. Y cuánto antes se asimile, menos dura será la caída.
  Al fin y al cabo todas nuestras decisiones son en beneficio nuestro, es decir, todos somos unos egoístas.
  No soy tan mala persona como creía ser...Al fin y al cabo todos somos iguales.



D.

domingo, 16 de febrero de 2014

saber dónde se quiere estar

  Cuando quieres algo lo demuestras, peleas por ello, mueres por la causa. Intentas demostrarle cuanto la valoras, cuánto la respetas y todo lo que estarías a dar por ella. Sin ponerle nombre ni número.
  Perder el norte. Pasarlo bien. Pasarlo mal. Joderse. Son cosas que vienen implícitas cuando quieres demostrar algo.

  Creo que sé lo que te ocurre. Y no sé que haces aquí, refugiándote entre mis palabras. Fuiste algo efímero. Ahora te toca disfrutar y besar otros labios sin pensar en quién te tiene en la cabeza. Lo único que quiero es que sonrías como unos meses atrás hacías. No quiero saber si lo echas tanto de menos como lo hago yo.
  No me da miedo quedarme sólo, tenía miedo a quedarme sin ti. Al fin y al cabo aprendí a vivir así. Y me acabó gustando. Lo peor es que no sé que hacer para intentar que no estés mal. Esto se ha ido pudriendo con el paso del tiempo y ya no sabemos ni que hacer con ello.

  Ni soy tan bueno ni tan malo como la gente dice. Puede que si sea un egoísta porque te quiero sólo para mí.

  Cuando dos personas se quieren, todo debería ser fácil y si no lo es significa que no es la persona indicada. Yo para no variar siempre me doy cuenta de ello tarde. Curioso también quién me ha echo darme cuenta de ello, aunque sea indirectamente.

  Porque al final los imposibles, imposibles son. Y uno se empieza a cansar. Y entonces es cuando uno se deja ir, y ya no espera nada. No siempre se gana, a veces se aprende.
  Resulta que lo mejor es echarse a un lado. Y a veces lo mejor es decirse adiós. Nunca te olvidaré.
No queda otra más que decir, hasta mañana.




D.

jueves, 13 de febrero de 2014

lo que soy

  Estoy tan cansado de hablar de alguien. ¿Por que no por una vez me da por hablar de mí?. Al fin y al cabo no estoy tan mal como yo mismo me hago pensar.

  Soy un manojo de promesas que han ido caducando en forma de fracaso o, con suerte, en algún hermoso recuerdo. La mayoría de mis proyectos van asfaltando de ilusión las ruinas de un pasado. No se ha ganado ni perdido nada.

  Si realmente no tengo confianza en las personas, es porque sé que el primer y el mayor mentiroso de todos soy yo. Me doy cuenta de que voy detrás de las personas que no me importan, y dejo que las que realmente me importan dejo que se alejen de mí. Joder, ni yo mismo sé que hacer con todo esto entre manos. Creo que después de algún tiempo significa de algo la palabra orgullo.
  Soy un egocéntrico, viciado, mentiroso, infantil, perdedor de grandes oportunidades, juerguista, y vete tu a saber que más cosas.

  Puede que me encante ser yo. Pero cuando estoy contigo, me haces sentir feliz. Cuando estoy contigo, me dan ganas de ser mejor persona. Que diablos, de mandarlo todo a la mierda.

  Pero la gente no cambia, sigue ocultando cosas y sigue mintiendo día tras día. Por eso yo sigo igual, porque en realidad estar contigo fue como una calada de un cigarrillo después de un período de abstinencia. Las cosas pasan por algo dicen. Yo ya no sé ni porque pasó.
Esperaré al día en el que no tengas miles de cosas en la cabeza y en el corazón. Al día en el que te pueda entender y me puedas contar lo que quieras antes de que me pierda por tus grandes ojos.

  Esto es lo que soy, y yo tampoco la jugaría. Pero yo seguiré esperando a recogerte a la salida.

  Mira que soy mentiroso que empecé diciendo que hablaría de mí...




D.

martes, 28 de enero de 2014

28 de Enero

 Hoy, tal día, hace cinco años me desvirgaron sentimentalmente. Comenzó algo que no había sentido por nadie en mi vida. Y empecé a no depender de mí mismo. Y pese a los años, y las miles de cosas que han ocurrido desde entonces, es imposible olvidarme de aquel día.
 Recuerdo hasta que fue un miércoles. En aquella época, era un adolescente, un disminuido sentimental. Pero ella consiguió brotar en mi una semilla. Llevaba varios días mal con ella debido a que, para no variar, se me fue un poco la lengua. Ella sabía que me tenía comiendo de su mano.
 Me pidió hablar y vernos después de que ella saliera de la Escuela de Idiomas. Yo por supuesto no lo pensé dos veces y accedí. Era un día gris. Fuimos a sentarnos al banco de un parque. Yo no sabía ni que decir y ella tampoco. Comenzó a llover. Pero ella seguía ahí inmóvil, como esperando a algo. Ella me sacaba una y mil vueltas, y suponiéndose que aquel idiota no iba a hacer nada, decidió besarme. Me arropó con los labios como si fuera un bebé y yo caí prendado. Yo ni sentía que estaba lloviendo, me encontraba dónde quería estar.
 Después de un tiempo juntos, tuvimos que separarnos pero no sin antes que ella me dijera: ¿y ahora qué? Mi contestación a esa pregunta fue muy sencilla y después de una tarde entera ella consiguió lo que en aquel momento estaba esperando.


 El final, como todas las relaciones, ya se supone como acaba. El dolor lo continuó. Y al final de todo lo que ha habido y de todo lo que se hizo hoy puedo sentarme a su lado, sonreír y decir. "Sí, es mi amiga." 

 Las personas en realidad no se van o se quedan sin ningún motivo. Siempre hay que pensar antes de hacer las cosas. Y si las haces y no te dan por pensar en que consecuencias tendrá, no te extrañes si se quieren quedar o se quieren marchar. Y ni mucho menos pedir que te explique la razón de porque lo haces, cuándo una persona ya toma su decisión cuando hace o deja de hacer algo. Lo piense o no.
 Hay que reconocer que yo puse de mi parte para que hoy podamos estar juntos y saber que fue precioso lo que tuvimos pero, aún mejor es saber que ella y yo seguimos adelante y que seguimos juntos. Y reírnos de todas las anécdotas que tuvimos.

 La historia no es tan diferente de lo que ahora ocurre. Probablemente dentro de unos años ( espero que no sean cinco) nos sentemos en una mesa de un bar y con unas cervezas heladas y nos riamos de todo esto. De acordarnos porque fuimos tan estúpidos. Yo por lo mío y tú por lo tuyo. Y espero empezarlo pronto.
 Sólo puedo compartir esta vida contigo, y no sé cuándo acabará. ¿Habrá cosas que me duelan, que me hagan sacar una sonrisa, que me hagan querer mandarlo todo a la mierda o quedarme contigo?Pues claro. En esto consiste que una persona te importe tanto. Sólo espero llegar a aquel día, en ese bar, y reír contigo y no pensar en qué hubiera dado una parte de mi alma porque no fuera un punto y final.


O quien sabe a lo mejor ese día las ganas lo pueden todo y nos damos cuenta de que, cómo mi primer amor lo esperó toda una tarde de un 28 de Enero, aquel es el momento adecuado.





D.

sábado, 11 de enero de 2014

¿Como no voy a odiar Soria?


Dios quiso que me la jugara a una carta, y ella la hizo añicos. Nunca pensé que aquella tarde-noche fuese el día que más me iba a arrepentir de mi vida. Nunca debí haberte besado. Nunca debí escoger algo que tú controlabas a tu antojo.

Cuando las cosas acaban le das vueltas a que ha podido ser el fallo. Yo creo que no hubo. Siempre correspondí a aquello que me pedías.
Algo que fallo desde el principio y no me di cuenta eras tú. Tu siempre te apartaste en el momento en que yo quería continuar, tu eras la que no querías hacer algo más por el miedo a sentir, tú eres la persona que pides que esté contigo siempre aunque yo sienta que ya no estás conmigo. Te comportabas como si quisieras que fueses mía aunque eso era lo que evitabas a toda costa.

Esto se nos fue de las manos desde el primer día. Pero yo confié en la progresión de que eso sucediera. Yo confiaba en que íbamos a seguir por el mismo camino. Que lo de irse de las manos era algo mutuo, algo perfecto, algo sólo nuestro. Pero al final el que acabó mal fui yo. Esto ocurrió porque me equivoqué. Porque pensé que querías que te eligiese a ti. Y así lo hice. Y así nos va.

Desde el primer día me conoces y sabes cómo soy, y lo mucho que adoraba mi soledad. No leerás esto, pero ahora mismo lo único que espero es que aún siguiendo siendo libres ambos, te apoyes y me necesites a mí. Vamos lo que ha ocurrido en estos últimos meses.

Echo de menos despertarme contigo. Que me digas de vernos. Que me tienes ganas. Que me mires como antes. Que me des las buenas noches. Que eso que dices era para mí. Que esa sonrisa me pertenezca. Que la única razón por la que haces algo es por mí. Que me necesites. Saber que nada volverá a ser como antes es demasiado duro de por sí.

Lo nuestro ha sido maravilloso y me acordaré de ello con una gran sonrisa cuando sea viejecito. Pero te pido que no me exijas que esté siempre contigo, igual que yo no te exigí que no fueras libre. Espero que lo entiendas. Tú y yo no podemos ser amigos. Porque lo que he sentido por tí jamás podré sentirlo como algún amigo. Porque yo lo hubiera dado todo por ti, si me lo hubieras pedido.

Te prometo que daré todo por recuperar la otra carta que tiré, que ironías de la vida era la buena porque era la que no me iba a fallar. Y recuperar algo que está deteriorado es muy complicado pero confío en hacerlo.
Porque es muy difícil estar contigo, pero aún lo es más saber que no te pertenezco.





D.
sometimes i think that you are the only one