sábado, 29 de enero de 2011

autocrítica

Si tuviera que elegir entre lo que mejor me definiría sería una caja cerrada. Llena de ilusiones y propósitos, de enigmas y misterios, llena de ganas de ser abierta para disfrutar de la cara de satisfacción de ser y hacer feliz. Pero no se abre. Ni pretende ser abierta. No tengo el valor de hacer algo que mi vida cambie.
Todo lo que pretendo conseguir seguramente lo podría lograr, pero no doy ese paso. Me gusta decepcionarme.

No se como soy, no puedo ni entenderme como me pasa eso. Como podría hacer tantas cosas y sin embargo, estoy aquí escribiendo. Como podría querer sentir cualquier cosa, menos la que siento.

Un derrochador de oportunidades. Aún consciente en el momento de que me arrepentiré de no hacerlo, lo hago. Y van unas cuántas, demasiadas diría yo. Todas sin explicación. No importa perder cuando puedo luchar.

Un quiero y no quiero, que luego se arrepiente de no haber querido.
 Nada me llena. Nada me satisface. Nada ni nadie me hace sentirme bien. Convirtiéndome en una persona que quiere estar así porque nadie la va a comprender. Ni yo mismo.

 La gente que tenía ya no está. Probablemente porque he intentado buscar ser alguien huyendo de lo qué no podía soportar seguir viviendo sin tenerlo.  Probablemente porque con algunas personas me la jugué a una sola carta y hace tiempo que la perdí. Probablemente por ser tan estúpido. Probablemente porque soy así o porque me lo merezco.


Soy realmente manejable, cambiante, arrogante, conformista, mediocre, exigente, ilusionante, decepcionante, y ahora, no soy nada. Ni nadie. Ni de nada. Ni de nadie.

 Y aunque no quiera, aunque no pueda evitarlo soy dependiente de tres cosas: por las personas que me quieren, por las personas a las que quiero querer y por tí.



Pero hoy ni yo me quiero a mí mismo. El tiempo escapa...y yo con él.





D.

domingo, 16 de enero de 2011

indefinido.


Y ya no se en que pensar, en que lugar de mi cabeza debería permanecer. En dónde debería meterme. Esa misma que va dando tumbos y de vez en cuando acaba acordandose de tu olor, de tu piel seca y pálida, de tus ojos, de tu tono de voz cuando era yo quién salía de tu boca.

Y aún peor me recuerda que aunque no quiera me faltas, que aunque no quiera, habrá que buscarte sustituta. Para que vayamos alejándonos uno del otro en silencio. O tirarme un tiempo buscandome a mí mismo, llegando a conocerme como no lo hecho aún.


También aparece aquella que te hace olvidar. Esa que busco pero a la vez la única que no me merece. Odio que también sea tan inteligente, aunque ella tiene suerte, tanta.
 El inconveniente es que si yo fuera tú también me alejaría, también huiría de una vida de rutina, de una vida de simplicidades. El problema es que eres todo lo que yo busco y haces daño sin quererlo, por eso jamás me enfadaría contigo. Ni aunque quisiera.


El problema es que yo, soy solamente eso, yo. Simple. Sin gracia. Un cúmulo de falsas promesas, de soledad, de falta de ambición, de planes sin concretar, con la cabeza en no se dónde. ¿Y quien me va a buscar si yo no me conozco aún? Es curioso que ahora que estoy libre, deseaba estarlo..pero al serlo me siento vacío. Acompañado unicamente de mí mismo, y lo que quiero es ser la mitad de algo. De alguien que aunque me vaya a hacer daño, ahora mismo esté para que le cuente lo absurda que es mi vida y que se ría como una tonta.



Antes se me daba bien escribir, ahora como veis, no valgo ni para eso.



No se que me está pasando. Pero este no soy yo. No debería serlo. Pero hasta que encuentre, deberá ser mi único acompañante allá a donde vaya...







D.