jueves, 18 de noviembre de 2010

Una historia.

Llegó el día que tanto espero encontrarse, el que no quiso que llegase. No supo como reaccionar. Sus latidos eran rápidos y descontrolados. dQuería estar mal pero no lo estaba. Quería llorar pero no podía. Quería recuperarla pero no debía. Ni necesitaba.

Él estaba frustrado. Acabo sin cumplir todos las promesas que le hizo.

Pasaron los días, él quiso evadirse. Dejar pasar el tiempo. Reprimirse consigo mismo. Mantener en soledad todo su dolor y su no dolor.

Pasaron los días y eso cambiaba. La necesidad podía con él. Necesitaba volver a depender de ella. Un día llegó y le juro que todo volvería a ser como antes, solo que con el término medio. Sin pasar de ella. Sin amarla. Él pensó que lo necesitaba. Aún lo sigue pensando y decidió que era lo mejor.

Intentarlo. Sólo se pudo hacer eso. Nunca le prometió nada. Aunque buscó en su hemeroteca y recordó que una vez le aviso de que nunca podrían ser amigos.


Y no paso demasiado tiempo, cuando el mismo le dio la razón. Acabaron distanciándose, se hicieron las semanas sin hablarse, y pese que el uno al otro se controlaban, seguían recordando todo lo vivido, su necesidad compartida. Y ambos acabaron en la misma conclusión. C'est fini.

Aún sigue dando vuelcos a su corazón las ocasiones en los que saben algo el uno del otro. Aunque no sabe porqué. Al igual que aún no sabe porque quiere basar su futuro con ella.
Aún sigue añorando en el sabor de sus labios, en probar su cuerpo, y en su mente sigue extrapolandose como el primer día.

Quiere pero no debe. Quiere pero todo podría ser peor. La añora pero la quiere olvidar.

Acabo cediendo y la habló, le trató como si de la misma pared se tratara. Con una frialdad absoluta, midiendo sus palabras. Al fin y al cabo, ella controla más que él. Siempre lo ha hecho. Y siempre le ha convertido en el más vulnerable.


Pero al final todo tiene una conclusión, no quiere volver a estar ni a sufrir por ella.



Despues de todo esta historia aún no tiene final.





D.

domingo, 14 de noviembre de 2010

dejame soñar.


No puedo dormir, y no es por tí, es por mí. Siempre saber el por qué de las cosas. Por primera vez desde hace ya algún tiempo, me siento feliz, con ganas de disfrutar cada segundo de mi vida y de hacerlo único, más allá de factores externos que me afectaban y que no podía controlar. 

El motivo es que ahora me siento libre o eso siento. Mi pasado ya no me persigue, o mejor dicho, ya no intento basar mi vida futura en él. Sólo quiero que esta noche no acabe nunca, porque no sé si mañana podré conservar la felicidad en la que me encuentro.

No hay nada mejor que tener la certeza de que puedo brillar cuanto y cuando me plazca con luz propia, porque la fuerza e intensidad de esa luz depende sólo de mí. Nunca más tendré miedo a fracasar, porque no entiendo esta vida sin tropiezos, en ocasiones incluso con la misma piedra.
Gracias a todos los que me han abierto los ojos, porque nunca más volverán a cerrarse por muy oscuro que resulte el camino. 


Y aún así ahora descubro que es más fácil quererme cuando todo va mal, que cuando todo va bien. A lo mejor fue porque alguien lo hizo por mí.
Y aún así a veces sigo pensando que esto lo hago sólo para que seas feliz. Para que veas que en mí, existe vida más allá de tus ojos.



D.

martes, 9 de noviembre de 2010

hay que hacerlo

Intentando recorrer nuevos caminos de mi vida, intentando dejar atrás todo lo que antes me importaba. Me hubiera gustado hacerlo no porque me obligaran a ello, si no porque yo quisiera. Pero en esto debe de consistir tus actos y tu relación con el resto del mundo.
Como a cualquier cambio siempre cuesta renunciar a lo que antes ocupaba tu vida, antes de incorporarte a lo que te toca ahora. Evolucionar es algo que tenía que hacer. Olvidar es algo que debo de hacer pero aún me cuesta. Mi cabeza se debate entre lo que quiero y lo que debo de hacer. Gana el debo aunque en los últimos días el querer le ha ganado, aunque sin locuras.


Y es por eso que no quiero seguir ni un segundo más así, que debo de recuperarte antes de que en mi cabeza vuelva a residir lo que tanto me cuesta desprenderme, obtener mi felicidad con nuestras tardes, nuestras risas, nuestras conversaciones y tu apoyo. Me he cansado de cruzarme de brazos, no pienso evolucionar un segundo más sin que tú lo veas.

·

Empiezas a meterte en mi cabeza, en llegar a ella en pensamientos cuando no estás, en divagarme en tí, en disfrutar cuando hablo contigo, en reír cuando tu me dedicas tiempo. Ya cometí un error na vez y no quiero pagarlo con nadie más, y menos contigo que has llegado como el que encuentra agua en un desierto. De momento solo puedo agradecerte que cuando estoy contigo, ella desaparece de mi cabeza.



D.